Als voltants de l’any 1275 a Castella apareix el “Sepher ha-Zohar” conegut com el Llibre de l’Esplendor. Són més de mil pàgines escrites en arameu i de forma pseudoepigràfica que presenta les discussions teològiques i didàctiques del rabí del segle II Simeó bar Yochai amb els seus amics i deixebles. Segons G. Scholem fou escrit per Moisés de Lleó, altres cabalistes li busquen un origen més mític i l’atribueixen al mateix Simeó bar Yochai.
Mircea Eliade a "Historia de las creencias y las ideas religiosas III" cita el Zohar amb les següents paraules:
“Según G. Scholem, el “Zohar” representa la teosofía judía, es decir una doctrina mística cuyo principal objetivo es el conocimiento y la descripción de las obras misteriosas de la divinidad. El Dios oculto está desprovisto de cualidades y atributos; el Zohar y los cabalistas lo llaman "Ein-Sof", es decir, el infinito.
Este Dios, sin embargo, a pesar de estar oculto, actúa en todo el universo y de este modo manifiesta ciertos atributos que, a su vez, representan determinados aspectos de la naturaleza divina.
Según los cabalistas, hay diez atributos fundamentales de Dios, que a la vez son los diez niveles a través de los cuales circula la vida divina. Los nombres de estas diez sefirot constituyen el “universo unificado” de la vida divina, y se conciben en forma de un árbol (el árbol místico de Dios) o de un hombre (Adam Kadmón), el “hombre primordial”.
La creación tiene lugar en Dios; se trata del movimiento del Ein-sof oculto, que pasa del reposo a la cosmogonía y a la autorrevelación. Este acto transforma el Ein-sof, la plenitud inefable, en “nada” mística de la que emanan las sefirot”.
Mircea Eliade a "Historia de las creencias y las ideas religiosas III" cita el Zohar amb les següents paraules:
“Según G. Scholem, el “Zohar” representa la teosofía judía, es decir una doctrina mística cuyo principal objetivo es el conocimiento y la descripción de las obras misteriosas de la divinidad. El Dios oculto está desprovisto de cualidades y atributos; el Zohar y los cabalistas lo llaman "Ein-Sof", es decir, el infinito.
Este Dios, sin embargo, a pesar de estar oculto, actúa en todo el universo y de este modo manifiesta ciertos atributos que, a su vez, representan determinados aspectos de la naturaleza divina.
Según los cabalistas, hay diez atributos fundamentales de Dios, que a la vez son los diez niveles a través de los cuales circula la vida divina. Los nombres de estas diez sefirot constituyen el “universo unificado” de la vida divina, y se conciben en forma de un árbol (el árbol místico de Dios) o de un hombre (Adam Kadmón), el “hombre primordial”.
La creación tiene lugar en Dios; se trata del movimiento del Ein-sof oculto, que pasa del reposo a la cosmogonía y a la autorrevelación. Este acto transforma el Ein-sof, la plenitud inefable, en “nada” mística de la que emanan las sefirot”.